Las madres de hoy están comprometidas con darle la mayor dedicación y afecto a sus hijos. Sin embargo, al mismo tiempo, ejercen múltiples roles tanto en el hogar como en sus vidas profesionales que, en muchas ocasiones, las conlleva a descuidar su propio bienestar.
Esto plantea una pregunta importante: ¿Qué puedes hacer para ocuparte de ti misma manteniendo el equilibrio con las demandas de tu vida cotidiana?
A continuación te compartimos algunas recomendaciones practicas que pueden mejorar tu vida.
Prioriza tu bienestar
Recuerda que cuidarte a ti misma es fundamental para ser una madre equilibrada y saludable. En este sentido, lo primero que puedes hacer es reconocer el rol del estrés en tu vida. Será muy útil que identifiques las cosas que te estresan en tu cotidianidad ¿Cómo actúas cuando te sientes estresada? ¿Cuáles son las cosas que más te angustian?
En segundo lugar, no reacciones automáticamente, responde con consciencia al estrés. Si evalúas las cosas que te estresan y le das una perspectiva diferente o aprendes a gestionarlo desde la calma, podrás afrontar las demandas cotidianas con energía positiva y más constructiva.
Establece límites y delega tareas
Aprende a decir «no» cuando sea necesario y busca apoyo para compartir responsabilidades. Para esto es importante el utilizar la comunicación asertiva; expresále a tu familia las bondades de trabajar en equipo. Una excelente manera de fomentar la colaboración en la familia son los rituales en el hogar, aprovecha cuando estén reunidos a la hora de comer, unos pueden servir la mesa y otros ayudarte a preparar los alimentos. Los hermanos mayores pueden apoyarte con los más pequeños en aquellas tareas que sean posible.
Planifica las prioridades y el manejo del tiempo
Planifica tu rutina diaria para incluir tiempo para ti misma y para realizar actividades que disfrutes. Puedes utilizar aplicaciones tecnológicas o llevar una agenda escrita para organizar tus actividades diarias. Esto te servirá para ocuparte de lo prioritario con antelación sin dejar que lo urgente sea lo que se imponga. Incluye en tu agenda tanto los quehaceres profesionales como los personales. Todo tiene un espacio si lo organizas de acuerdo a tus metas.
Practica el autocuidado
Dedica tiempo regularmente a actividades que te relajen y te hagan sentir bien, como hacer ejercicio, leer o disfrutar de un baño relajante. En tu rutina incorpora pequeños descansos a lo largo del día: tomar una tasa de café o té, un estiramiento del cuerpo, una corta caminata, una pausa para respirar conscientemente.
Contrario al adagio que dice que el hábito no hacel al monje, las actividades que hacemos diariamente con constacia y repetidamente se convierten en hábitos que moldearan nuestra salud y bienestar.
Para que seas exitosa al fomentar hábitos positivos en tu vida estos deben motivarte al desempeñarlos, decide de acuerdo a lo que se ajusta a tu estilo de vida, a tus gustos y a los de tu familia. Encuentra actividades o hobbies que te apasionen y te permitan tener momentos de independencia.
Busca apoyo
No tengas miedo de pedir ayuda a familiares, amigos o profesionales cuando lo necesites. Establecer fuertes conexiones sociales y fortalecer los lazos afectivos son un sistema de apoyo emocional que no solo te ayudaran a surfear las adversidades de la vida sino que además le mostrarás a tus hijos cómo construir resiliencia a través de los amigos y seres queridos.
Mantén una comunicación abierta
Habla con tu pareja y tus hijos sobre tus necesidades y establece un sistema de apoyo mutuo. Para mantener una comunicación abierta y asertiva es importante que cuides las palabras y los mensajes que se transmiten en tu hogar. Analiza si lo estás haciendo desde la queja y la crítica o, al contrario, estimulas una comunicación que busca resolver los problemas y escuchar la opinión de los demás.
Cultiva la gratitud
Aprecia y valora tanto los momentos de alegría como los desafíos de la maternidad, y reconoce tus logros como madre. Una estrategia empoderadora para practicar la gratitud es llevar un diario en el que enumeres cinco cosas que te hayan sucedido y por la cual estas agradecida.